Winter 2021
:
Volume
36
, Number
2
Vanessa Nieto Romero invites us to Bogota for a bilingual journey through the work happening at the collective studio Taller Circular.
Vanessa Nieto Romero invites us to Bogota for a bilingual journey through the work happening at the collective studio Taller Circular.
Nota de la editora: Esta versión en español, traducida por la autora, aparece lado a lado con el artículo originalmente escrito en inglés por la autora. En Teusaquillo, un barrio tradicional de Bogotá, Colombia, encontrarás Taller Circular; un espacio colectivo dedicado a la producción, enseñanza e investigación de la gráfica, aproximaciones experimentales al papel hecho a mano, y proyectos editoriales. Desde el año 2018, junto a los artistas Natalia Mejía, Cesar Faustino, y David Guarnizo, hemos trabajado con el propósito de dinamizar estas prácticas artísticas en la ciudad, dentro de una creciente escena de talleres de gráfica jóvenes y emergentes.
Nuestro espacio de creación ha recibido artistas locales interesados en aprender sobre la elaboración de papel, sus posibilidades expresivas y conceptuales, en diálogo con una variedad de medios como la escultura, el performance y el libro de artista, los cuales comprendemos como vehículos para transmitir historias oralmente. El Atlas del Centro de Bogotá (2018) es un proyecto editorial que da cuenta de este trabajo colectivo: se trata de un libro de artista que metafóricamente hace referencia al centro de Bogotá como un cuerpo que soporta cargas históricas, económicas y de labor. Conectamos estas ideas con la figura mitológica de Atlas, el titán condenado a cargar la bóveda celeste, pero también, conectamos el concepto de Atlas con la colección sistemática de mapas que constituyen la realidad socio-política y física de un lugar; lo cual evidencia relaciones más precisas entre la actividad humana y sus repercusiones en el espacio.
Nos apropiamos de estos conceptos y sus múltiples sentidos para materializar un libro de artista itinerante compuesto por una caja plegable y convertible de madera que cargamos alrededor de la ciudad, la expandimos y disponemos como una estación de lectura, de tal manera que los transeúntes tienen la capacidad de interactuar con la pieza en espacio público. El libro se organiza en un compendio de dieciséis librillos elaborados con papel Kozo en las páginas internas y Mylar en sus portadas.
Cada librillo tiene cartografías experienciales1 impresas, las cuales comprenden historias escritas por personas, en sus propias palabras, contando sobre su práctica cotidiana en relación con la labor de cargar un peso en el centro de la ciudad, donde se tejen fragmentos de todo el país. En el libro, puedes encontrar historias de vendedores ambulantes con su mercancía, estudiantes con sus morrales y madres con sus hijos y nietos, trabajadores de oficina, profesores universitarios, entre otros. Las páginas de papel Kozo hecho a mano contienen una serie de grabados al aguafuerte sobre cobre, los cuales retratan a estos “Atlas” de la ciudad. De esta forma, el peso físico del libro recrea la acción que mucha gente lleva a cabo en el centro de Bogotá para participar en la actividad diaria de cargar lo que representa su universo individual. El papel hecho a mano se convierte en testigo y contenedor de estos universos, relatos e historias, mientras ofrece a la comunidad una pieza itinerante e interactiva para evocar reflexiones sobre el lugar, la labor y construcciones de mundo.
Durante la primera fase de nuestra trayectoria con el papel hecho a mano, trabajamos con fibras vegetales de corteza como el Kozo por sus propiedades de resistencia y el rol fundacional que tuvo dentro de los procesos que exploramos junto a Cesar Faustino dentro del programa de maestría en grabado en Rhode Island School of Design (2015-2017). Desde el año 2019, empezamos a evaluar los altos costos de importación de Kozo, lo que gradualmente nos permitió experimentar con prácticas más sustentables en la elaboración de papel; buscando así, fibras residuales de carácter local, y de fácil acceso en nuestras interacciones cotidianas en la ciudad. Al reconocer las particularidades en el contexto de nuestro espacio de taller: un barrio activo comercialmente, lleno de pequeñas tiendas de abarrotes y verduras, casas funerarias y floristerías, hemos vivenciado la manera como el papel hecho a mano opera como testigo y contenedor de tiempo y memorias de una comunidad. Por ejemplo, Don Hector, nuestro vecino, quien maneja y distribuye las verduras en la tienda local, carga bultos de cáscaras de cebolla y naranja, al igual que ameros. Como residuos orgánicos, normalmente terminan como basura, sin embargo, acordamos con Don Héctor para tomarlos. Convertimos los ameros en papel, las cáscaras de cebolla para pigmentos naturales y procesamos las cáscaras de naranja para hacer solventes menos tóxicos en las prácticas de grabado. La relación entre vida y muerte está presente en el barrio, ya que nuestro estudio está rodeado de varias casas funerarias que coexisten con floristerías. Estas tiendas dejan constantemente tallos de flores de los cuales hemos encontrado propiedades papeleras en los tallos de Astromelias2 permitiéndonos obtener un papel translúcido y fuerte.
Aunque nuestra práctica e investigación sobre papel hecho a mano en Taller Circular es reciente, nos interesa recibir nuevos artistas y retos para expandir vívidas conversaciones sobre recursos naturales, sostenibilidad y maneras de activar narrativas de la ciudad a través del lenguaje que el papel hecho a mano puede contener y tejer.
Desde mi regreso a Colombia en 2017, Taller Circular ha sido el lugar donde he podido explorar proyectos artísticos, no sólo desde lo colectivo, sino también desde lo individual. Al acoger el acto de transformar fibras residuales a pulpa, me he aproximado a maneras en las cuales el papel me conecta con mi propio cuerpo y el de otros a través de experiencias hápticas y objetos escultóricos. Me interesa ver más allá de la relación directa entre la imagen impresa y el papel; donde el papel no es sólo una superficie, sino un material hecho con nuestros cuerpos; así como puede ser visto como cuerpo en sí mismo. También, en un constante encuentro con la resonancia entre la piel y el papel, estoy interesada en la forma como ambas superficies son capaces de contener memorias y convertirse en vestigios del cuerpo.
Topografías de lo Obsoleto, 2020 y Autopsia, 2017 son obras que comparten un objeto detonante: el colchón, el cual he venido examinando por sus conexiones con memorias personales: Alicia Sánchez González, madre de ocho hijos, sostuvo a su familia fabricando colchones en un barrio residencial al sur de Bogotá. Bajo los juicios sociales de la década de 1960, era inaceptable y poco común ver a una madre soltera conduciendo un camión, cargando bultos de algodón traídos de Sincelejo a Bogotá, y aún más, cargando con sus hijos en el camión mientras distribuía colchones que ella cosió y rellenó con ayuda de cinco mujeres en la casa-fábrica. Como su nieta, no puedo ver los colchones desde su básica función de recibir y resistir al cuerpo. Desde pequeña, reconozco sus secretos: sus entrañas de algodón, y la labor artesanal implícita en este objeto. A lo largo de mi proceso creativo, he venido explorando esta memoria constantemente, y me ha permitido estudiar las capas metafóricas, sensitivas y sociales presentes en el colchón. Mis intereses por el bulto, la carga, la labor, la materia, y el lecho se manifiestan en esta obra, y se expresan a través de este poema:
Donde caen los cuerpos,
Donde reposan los cuerpos,
Donde arrojan los cuerpos,
Donde apilan los cuerpos,
Donde yacen los cuerpos,
Donde crean los cuerpos.
Lo que resisten los cuerpos,
Lo que emanan los cuerpos,
Lo que contienen los cuerpos,
Lo que envuelven los cuerpos,
Lo que oprime a los cuerpos,
Lo que resiste a los cuerpos.3
En este sentido, Topografías de lo Obsoleto constituye una serie de diez objetos escultóricos elaborados con papel hecho a mano, usando fibra de algodón, proveniente de colchones abandonados que he venido recolectando en mi transitar en la ciudad. Los colchones de esta obra son colchones hechos de colchón: el algodón es cocinado con Carbonato de Sodio, convertido en pulpa, en hoja de papel, para luego ser impreso en litografía sobre Aluminio con los icónicos patrones de rayas azules, muy comunes en Colombia. Cada pieza de papel es rellenada, cosida a mano y manchada con óxido proveniente del mismo objeto. Estas piezas operan como una evocación de la memoria, pero también, su presencia objetual y matérica se hizo más consciente desde el incremento de colchones abandonados en la ciudad con la llegada de la pandemia del COVID-19. Cada colchón que recreo es un intento por recordar y encontrar las manos de mi abuela en estos cuerpos abandonados. De esta manera, performo una autopsia4 al colchón, lo encuentro, lo abro, lo desarmo, extraigo el algodón, lo cocino, lo convierto en pulpa para crear nuevas topografías y vestigios de cuerpo, labor y memoria.
Una aproximación inicial a estas reflexiones fue Autopsia, 2017, la cual surgió de una preocupación diferente: los ataques con ácido en Colombia y el acto de grabar químicamente una superficie, dentro de su naturaleza dual; donde el ácido puede crear y destruir a la vez. Empatizando con sobrevivientes, examino la resonancia de este acto violento en mi propio cuerpo. Generé preguntas sobre el cuerpo como lugar de vulnerabilidad, deshumanización y eliminación de identidad. El colchón fue identificado metafóricamente como el lugar donde una serie de pesadillas sucedieron. Usando un colchón encontrado, así como en Topografías de lo Obsoleto, tomo el relleno de algodón para convertirlo en papel; esta vez en una pieza elaborada con papel hecho a mano a escala de la “autopsia” fue usada como matriz, de tal manera que el papel la cubre a modo de sudario para capturar por medio de la permeabilidad las manchas del tiempo, así como la materia, presión; así mismo, el peso de mi cuerpo me permitió hacer improntas en el papel hecho a mano, como una manera de activar la latencia de la presencia corpórea del colchón.
Hay una diferencia en aproximaciones de escala entre Topografías de lo Obsoleto y Autopsia. La primera hace alusión a una aproximación al papel en escala pequeña, escultórica e íntima, donde la presencia múltiple y repetición, en tensión con la singularidad de cada colchón es evidente. La segunda responde a un colchón de papel en escala real para involucrar el cuerpo del espectador en constante diálogo con dicotomías como: fuerza y fragilidad; presencia y ausencia; corrosión y curación: revelar y ocultar; pesado y liviano, translucidez y opacidad.
El papel hecho a mano ha operado en mi proceso creativo como un acto de curación al transformar memorias en nuevas superficies, en una constante búsqueda por tejer narrativas alrededor del cuerpo y las historias que cargamos. Esto es evidente en los proyectos colectivos o individuales que se han venido desarrollando en Taller Circular.
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notes
1. En el contexto del proyecto, las personas han trazado sus experiencias a través del dibujo, representando mapas de la manera como recorren usualmente desde sus casas hasta sus sitios de trabajo en el centro de Bogot.. Los dibujos que vienen de la memoria y la observación adquieren una vital importancia, haciendo evidente la particular mirada de la persona que realiza los mapas. Todos estos dibujos son producidos en el centro de Bogotá, pero cada uno contiene la esencia y experiencia del v.nculo que los une con este lugar.
2. Una flor comúnmente conocida como el Lirio Peruano o Lirio de los Incas, y frecuentemente usada para arreglos florales en Colombia. Estas flores son nativas de Sur América y altamente producidas en Chile y Brazil.
3. Fragmento del texto curatorial creado en 2020 para la exposición individual “Lechos” en Galería Doce Cero Cero en Bogotá.
4. En este contexto, me refiero a “autopsia” de manera metafórica. Comprendióndola como una práctica de examinación para verse así mismo, pero también para explorar un objeto corpóreo del cual deseo indagar su materialidad.
Colectivo de artistas de Taller Circular (de izquierda a derecha: Cesar Faustino, Vanessa Nieto, Natalia Mejia, y David Guarnizo), sosteniendo su libro de artista itinerante Atlas del centro de Bogotá durante la exhibicion del libro en la galeria de la Fundacion Gilberto Alzate Avendano en Bogotá, Colombia, 2018. Todas las fotograf.as son cortes.a de Vanessa Nieto Romero.
Taller Circular elabora papel a partir de tallos de Astromelia, desechada por florister.as del barrio. En la imagen se referencian los tallos de Astromelia, la fibra extraida y cocinada, y la pulpa.
Detalle de Autopsia, 2017, 190 x 90 cent.metros (74.8 x 35.4 pulgadas) cada pieza, papel de algodón hecho a mano y óxido.
La autora presiona papel hecho a mano contra los resortes de colchón, en su taller, mientras fue estudiante en RISD, 2017. Vanessa Nieto Romero, Topografías de lo Obsoleto, 2020, 13 x 8 x 1.5 cent.metros (5.1 x 3.1 x 0.6 pulgadas) cada una de las diez piezas, papel de algodón hecho a mano, litografia sobre Aluminio, óxido.